Globalización en crisiss

mayo 7, 2015 - Por Adriana Holohlavsky
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Las tensiones geopolíticas en el mundo aumentan, producto del inevitable colapso de la globalización, mientras el hipercomplejo orden mundial se encamina hacia los regionalismos; pero esta vez no hacia los bloques “Región-Estado”, como los que empezaron a vislumbrarse en la primera década del siglo, sino a bloques transmetaregionales, los cuales no necesariamente comparten una misma zona territorial o geográfica, pero sí circunstancias económicas y de desarrollo similares, como es el caso BRIC. ¿Podrán estos ser una solución real y de largo plazo a los desafíos comerciales y financieros actuales?

Desde los históricos sucesos del 11 de septiembre de 2001, la sobrerregulación y la paranoia de los Estados Unidos empezaron a meter al mundo en una complejidad sin precedentes, trayendo como consecuencia, entre otras cosas, la elevación de los costos logísticos. Pero a más de diez años, el rol de “policía del mundo” empieza a desgastarle tanto, que ya ni siquiera la globalización empieza a ser conveniente para esta primera economía global.

Aun cuando Estados Unidos se encuentra en franca recuperación económica, el mundo se ha venido reacomodando contundentemente desde hace siete años, a partir de la tremenda recesión del 2008, y sin que el mismo Estados Unidos haya podido meter las manos en todos los ajustes que este doloroso golpeteo de movimientos ha provocado. En estos años, el grupo G7/OTAN/UE ha perdido fuerza ante el implacable avance del grupo BRIC/Shanghái/Unión Euroasiática, según nos comparten los dos portavoces ideológicos de la globalización: The Financial Times y The Economist, de cuyas ediciones tituladas “The World is Marching Back From Globalisation” y “The Gated Globe”, respectivamente, extraemos las principales ideas que a continuación plasmamos.

Si bien el fenómeno de la globalización pudiera analizarse desde diferentes flancos (mercantil, financiero, petrolero, tecnológico, etc.), el análisis con base en los PIB parece ser el menos subjetivo de todos, por lo que sin duda, éste nos podrá dar una idea más clara sobre esa pérdida de fuerza que el tradicional grupo hegemónico del planeta está teniendo ante los países emergentes. En este sentido es importante notar que China ya desplazó a EUA, quedando ahora en el primer lugar, con el PIB más alto del planeta; India desplazó a Japón en el 3er lugar; mientras Rusia y Brasil desplazaron a Francia del 6to sitio. Y en este contexto, países como Indonesia están sorprendiendo al mundo, pisándole los talones a Gran Bretaña.  Después de la Segunda Guerra Mundial, según registra la estadística histórica, el PIB de Estados Unidos representaba el 50% del PIB mundial, pero hoy representa el 20%, evidenciando una franca decadencia.

Además, según nos señalan los estudiosos del tema, mientras el 50% del PIB en China proviene del ahorro, el 80% del PIB en EUA proviene del consumo, lo cual lo hace más vulnerable ante circunstancias de recesión. Hoy, los países BRIC conforman juntos el 30% aproximadamente del PIB mundial (el cual va ascendiendo), los G7 el 35% y el resto del mundo el otro 35%. Aunado a ello, es importante hacer resaltar aquello de lo que nos han enterado los medios en los últimos meses: Brasil creó su Banco de Desarrollo, el cual competirá con el mismo Banco Mundial, así como un Mini FMI. Ambos, al servicio de los BRIC, tienen grandes posibilidades de ser más poderosos que sus similares ya que mientras los países del G7 cuentan con una reserva de poco más de 936 trillones de dólares, los BRIC la tienen por poco más de 5058 trillones; y mientras la deuda del G7 asciende a 43 trillones de dólares, la de los BRIC es de 2.6 trillones.  

Ciertamente, Estados Unidos sigue teniendo fortalezas indiscutibles frente a los países BRIC, como la misma fortaleza e internacionalización de su moneda (a pesar del debilitamiento que tuvo en años pasados) y la fortaleza de su tecnología; pero no podemos perder de vista aquellos flancos donde un descuido pudiera meterlo en serios problemas: la gran cantidad de dinero virtual que siguen contabilizando; el que ya no están ganando guerras (habiendo descansado gran parte de su hegemonía en el armamentismo y la fórmula de poderío que le dio el triunfo en la Segunda Mundial); y el que su control petrolero global, a excepción de México, lo ha perdido con el resto de los países productores.

Así, en los últimos tiempos hemos visto como estas circunstancias han estado poniendo tenso a Estados Unidos, llevándolo a promover acciones proteccionistas para impedir que China empiece a comprar empresas norteamericanas, y conformando coaliciones regionales como el TPP (Trans Pacific Partnership), donde se ubica la Alianza del Pacífico, y el TTIP (Transatlantic Trade and Investment Partnership). ¿Estrategias comerciales? Sí; pero ingenuo sería sostener que son estrictamente eso.

  En este contexto, mientras Ucrania es disputada reviviendo la tensión de la Guerra Fría, Japón y China se disputan las islas del mar del sur asiático, y la expansión islámica pone nervioso a más de uno, México facilita a cada paso la consolidación del bloque norteamericano. Si bien los procesos de modernización ejecutados en México han generado mucha molestia social por los muchos intereses afectados internamente, algunos como la Reforma Energética están siendo aplaudidos por el gobierno estadounidense, pues contribuyen positivamente a su propósito más inmediato.

Esta entrega del petróleo apenas se suma a los muchos pasos que en este sentido han venido facilitándole la tarea de control regional a los vecinos del norte en las últimas décadas. Ejemplo de ello es la Alianza del Pacífico, inserta en el TPP, una de las formas en las que EUA responde para equilibrar la fuerza BRIC. Sumando y reforzando la alianza entre México, Perú, Colombia y Chile, puede conformarse un contrapeso interesante, particularmente ante Brasil.

Pero, ¿qué lectura podemos dar de estas estrategias comerciales, ante todos los movimientos geopolíticos del mundo?

Ciertamente, la tensión de una guerra mundial no ha cesado. Es obvio que Rusia y China se han venido preparando para afrontar una conflagración, llegado el caso, y que los mensajes enviados a la población mundial respecto a la ojiva diferencial que Rusia ya tiene con respecto a EUA parecen claros, aunque suene ridículo. Sin embargo, cierto también es que en una guerra nuclear no habría ganadores, por lo que la tensión de una tercera mundial parece estarse canalizando hacia el terreno comercial y económico; incluso, hay analistas que se atreven a señalar que ante los movimientos actuales, estamos en franca guerra. 

Pero ya sea que lo acepte usted o no, la realidad es que no podemos separar la lectura de las decisiones comerciales globales de las militares en estos tiempos, debiendo observar con atención las intenciones ocultas en cada movimiento. El que la intención de China por abrir un canal transoceánico en Nicaragua haya levantado tanta suspicacia cuelga de ese razonamiento; ¡qué mejor posición militar que esa para enfrentar a EUA! Sin duda, las alianzas comerciales actuales tienen que ver con alianzas militares alineadas bajo el mandato de los poderosos -léase China, Rusia, Estados Unidos y un poder islámico emergente que muchos no se atreven a mirar y mucho menos a reconocer.  En su nuevo libro, World Order, Henry Kissinger parte de la premisa de que vivimos en un mundo de desorden, donde la Comunidad Internacional se percibe cada vez más confundida, sin métodos, límites u objetivos. El caos amenaza la interdependencia de los países como nunca antes en los tiempos modernos, por lo que insta con urgencia a atender la necesidad de construir un nuevo orden, capaz de equilibrar la voracidad competitiva de las naciones -empezando por el suyo. Y en el viaje reflexivo que hace rumbo a las soluciones, coquetea incluso con el retorno a las políticas del siglo XVII… ¿Extraño? 

El artículo “The Gated Globe” publicado en octubre de 2013 por The Economist, sostenía que en los últimos tiempos, el entusiasmo global por la apertura se había venido sustituyendo por la obsesión de construir barreras, en detrimento no sólo del mundo comercial, sino del desarrollo y la calidad de vida del ser humano. El lamentable –y no calculado- suceso del 11 de septiembre de 2001, hizo que en un abrir y cerrar de ojos Estados Unidos olvidara su liberalismo y volviera al proteccionismo comercial (sin casi notarlo), olvidando la lección del 1930: el proteccionismo sólo empeora una mala situación económica. Pero el mundo empezó a complicarse, y la falta de confianza y credibilidad permeo a todos los niveles; todos eran sospechosos, por lo que las prohibiciones, regulaciones, certificaciones y garantías empezaron a levantar bardas al más puro estilo feudal… ¿Acaso Kissinger hablaría en serio?

Sin duda, entender la complejidad del mundo actual requiere la lectura profunda de señales; ni todo es blanco ni todo es negro, pero lo cierto es que entre la gama de grises, el mundo se juega su última apuesta. Nadie se atreve a decir lo que sustituirá al modelo de la globalización, pero la balcanización que hemos empezado a ver en algunas regiones, sin duda nos hará retroceder hacia modelos del pasado.

Hacia un nuevo mundo

  • EUA no ve un interés nacional vital en sostener un orden que le otorga poder a rivales.
  • China, India y el resto no desean ser garantes del multilateralismo.
  • Economía Global requiere arquitectura política cooperativa.
  • Desintegración de globalización proviene de crash financiero.
  • La integración financiera europea ha ido en reversa.
  • Mundo digitalizado se encamina a balcanización.
  • Abierto sistema comercial se fragmenta.
  • Las economías avanzadas van a coaliciones regionales.
  • Las economías emergentes construyen relaciones sur-sur.
  • Los BRIC establecen sus propias instituciones financieras.
  • Electorado: hostiles a la globalización.
  • Sin arquitectura política que ubique los intereses nacionales en esfuerzos mutuos, el enjambre económico está destinado a fracturarse y fragmentarse.

Fuente: Frases extraídas de los artículos “The World is Marching Back From Globalisation” del Financial Times, y “The Gated Globe” de The Economist.

Qué es la Alianza del Pacífico  

La Alianza del Pacífico (AP) es una iniciativa de integración regional conformada por Chile, Colombia, México y Perú, que se creó el 28 de abril de 2011. Es el acuerdo más ambicioso y prometedor de su tipo en la región. Su objetivo es avanzar hacia el libre comercio, la integración económica y el libre tránsito de personas dentro del bloque. 

La AP busca establecerse como una de las principales plataformas comerciales y de negocios del mundo, con miras a promover relaciones más estrechas con otras regiones. Los comunes denominadores de sus Estados miembros son proximidad geográfica y cultural, además de que tienen economías que se complementan y cuya integración promete fortalecer las cadenas globales de valor y promover la producción conjunta, permitiendo a la región competir con mayor éxito en los mercados mundiales.

  • La población de los cuatro países miembros de la AP representa el 36% de la población de América Latina y el Caribe.
  • Los cuatro países juntos constituyen la octava economía más grande del mundo.
  • El PIB de los Estados miembros de la AP supera los dos billones de dólares, lo que equivale a casi el 38% de lo PIB total de América Latina.
  • Los países miembros de la AP ocupan las cuatro primeras posiciones entre los países de América Latina en el índice de facilidad para hacer negocios del Banco Mundial.
  • Las economías de la AP recibieron más flujos de IED que los Estados miembros del Merosur.
  • Según el Foro Económico Mundial, los estados miembros de la AP cuentan con mecanismos efectivos de protección a inversionistas y tienen mejores calificaciones en este rubro en comparación con los países BRIC.
  • Siete de cada diez dólares exportados en productos de media y alta tecnología en América Latina provienen de los países miembros de la AP.
  • Las negociaciones para eliminar el 100% de los derechos aduanales han concluido siendo exitosas.
  • Panamá y Costa Rica son candidatos a formar parte también de la AP.

Fuente: ProMéxico, con información de World Economic Outlook, UNCTAD, Doing Business, Banco Mundial, The Global Competitiveness Report, Foro Económico Mundial, OMC, Global Insight y Bolsa Mexicana de Valores.

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